malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

miércoles, 5 de octubre de 2016

no todas entran limpias


























De eso ya me di cuenta,
no todas entran limpias.
Te falta el sonido de la red que tanto te pone.
Planear mucho no implica
no acabar besando el suelo trágicamente
de vez en cuando.

Querer hacerlo bien
no es hacerlo bien.
Mirar a otro lado
y entusiasmar al macabro
-de traje planchado y reloj siempre en hora-
con nuestras danzas de quijotes sedados.
Volvernos peligrosamente inofensivos.
Y seguir en la línea de triples,
cuánto más difícil mejor.

La rabia viene astada
aunque tú te dibujes otro mundo
en los murales que hay al otro lado de tus ojos.
Aunque tú te amarres
a la página antibiótico,
y hagas pólvora del escombro,
dejes que arda tu zona precintada
y quieras alterar el escenario del crimen.

No todo sucede. No todo cambia.

Aunque sepas que el corazón es un motor de nafta,
aunque aprendas a exhibir tus barrotes,
y a huir del estar a salvo.
Habrá carambolas, potras y tropiezos.
Harás captura de pantalla de momentos horribles
que se anclarán a tu cabeza
en tamaño din A4.
Embadurnarás de vaselina los raíles de tu cordura
aunque no quieras.
Aunque no te des cuenta.
Querrás ser un hombre sereno bañado por el sol.
Querrás ser una mujer insensata que defienda sus aristas.

Harás ronda de reconocimiento a tus errores,
y te querellarás contra tu cuerpo.
Seguirás yendo en dirección equivocada,
buscando pestañeos a muñecas de trapo.
Calzándote una a una las leyes de Newton
sin por ello detener el efecto parabólico de la frustración.

Ni controlar al animal
Ni dopar al castigador que albergamos.
Incubar el ultimátum si acaso
y llegar tarde a cada uno de tus sueños.
CLOSED
Y a lo bonzo,
una vez más,
quemarte en el poema.
a ver si deviene en un Little Boy
que haga arder el extrarradio de tus miedos.

Y no querer ni salvar los muebles.
Si vas lleno de minas a todas partes.
Adormecer tu mandíbula un rato,
candar la azotea,
y no pensar mucho,
y no pensar nada.
Fluir en verde
mientras aceptas la temeridad de estar vivo,
pero rogando que por favor alguna entre,
sucia o limpia,
pero que entre.  

1 comentario:

  1. Lo disfruté recién desde la dictadura de Facebook, pero paso a decirlo por acá, como se debe.
    Bellísimo.
    Abrazo

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